SINOPSIS:
¿Qué pasó con Bárbara Molina? Nunca se encontró su cuerpo ni se consiguieron pruebas para detener a ningún culpable. Una llamada a un móvil pone patas arriba el destino de muchas personas: el de un policía a punto de jubilarse, el de una madre que ha perdido la esperanza de encontrar a su hija desaparecida, el de una chica que traicionó a su mejor amiga.
MI OPINIÓN SIN SPOILERS:
El tema trata sobre algo que, desgraciadamente, sucede aun en estos días: el abuso sexual infantil. Bárbara (la protagonista) es una víctima, que si bien no está basado en hechos reales, podría ser real. El mundo está plagado de Bárbaras y de “Él” (como lo nombran). Maite Carraza ha escrito este libro como una crítica, una alerta de que esto existe, de que un día podría ser nuestra hija. No se puede cerrar los ojos ante lo malo pues eso no lo hace inexistente.
Lo primero que llama la atención al
ojearlo es que no contiene diálogo, ni un solo guión. Las pocas conversaciones
se incluyen dentro de la narración con un él
dijo, ella dijo… Eso me echó un poco hacía atrás a la hora de decidir
comprarlo, pero realmente no se llegan a extrañar ( a penas). Está narrado en
tercera y primera persona, desde cuatro puntos de vista diferentes. La
protagonista que nos muestra cómo es su vida actual. Las escenas más crueles
sin duda. Su madre, dejando ver a una muerta en vida, sumida en la depresión y
que también nos habla de la infancia de Bárbara. La mejor amiga, que nos enseña
a Bárbara fuera de casa. Y un inspector de policía, el que lleva el caso de su
desaparición, dándonos detalles de ésta.
El misterio engancha desde un
principio y sumándole sus pocas páginas hacen que sea lea con mucha rapidez, de
una sentada. Se tocan muchos temas de la vida cotidiana, como el miedo, la
inseguridad… sentimientos que nos rodean. Batallas con uno mismo muy comunes.
La incertidumbre y desesperación de una madre que no sabe si llorar la muerte
de su hija o conservar la esperanza por una viva.
"No hay nada peor que convivir con la incertidumbre, se lamenta.
Los vivos entierran a los muertos y los lloran. Les llevan flores al nicho y
los visitan por Todos los Santos. Pero ella no sabe si Bárbara está viva o
muerta. No sabe si debe llorarla y pasar el trance de luto o si debe mantener
viva la llama de la esperanza. Y esa duda, este ir y venir constante, la ha ido
carcomiendo."
La autora intenta jugar con nosotros
dando vueltas con los sospechosos. Ahora parece éste el malo, ahora el otro…
Aunque yo, personalmente, lo pille casi desde el principio. No sé, tuve la
sospecha y efectivamente no me equivoqué. Una cosa que dice Bárbara en su
primera aparición hizo que se me fuese un poco la idea pero seguí desconfiando.
Es un libro duro, porque sabes
perfectamente que mientras lo estás leyendo muchas niñas (y niños también, a veces se nos olvida esto…) se encuentran en
una situación así. La pregunta es, ¿qué se puede hacer para pararlo? La persona
más normal y buena puede ser culpable. Maite ha sabido tratar muy bien el tema
y desarrollarlo con gran soltura.
Si voy a darle un pero es el final,
pero esto es personal, lo quería diferente. No me parece justo. Y quizás me
hubiese gustado también un, x años después… para mostrarnos como lo han sobrellevado.
SPOILERs(para
los que ya la hayan leído)
El padre, SIEMPRE es el padre. Lo
pensé desde un principio, pero el que Bárbara dijese que no podía volver a casa
por su familia me hizo dudar. Luego, cuando Eva le dice que la ha llamado y él
no se comunica con la policía ya estuve convencida. “Él”, tenía que ser él.
Además es típico en los libros, juegan con nosotros con unos cuantos
sospechosos y termina siéndolo el que menos lo parecía…
Después, con el tema del final,
sencillamente la muerte me parece un final demasiado bonito. No es justo, esa
persona tiene que pagar por lo que ha hecho. ¿Morirte y ya? NO.
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